¿Por qué bordar Ada o el ardor
de Vladimir Nabokov?
Después de más de ochenta años, Van Veen y Ada se reencuentran y recuerdan su amor (amor con mayúsculas) en este canto desbordante al erotismo y al amor pasional. ¿Es Ada una torre en ruinas o es Ada un puente roto? ¿Es el amor verdadero un espejismo? ¿El ardor y éxtasis solo existen si conservamos la memoria? ¿Qué hay más reivindicativo del placer que la memoria? ¿Y si la memoria no es el arma para darnos la felicidad? ¿Por qué el deseo de los personajes no evoluciona a pesar del tiempo? ¿Es acaso el único amor verdadero el amor pasional entre hermanos? Los personajes parecen decirnos con fe ciega que lo que cambia es el mundo, los otros, ellos no. El amor sin caducidad es el pozo de esta historia. Pero, ¿es posible creer que aún puede existir el amor romántico en una época de liquidez sexual y consumo emocional? ¿Es un cuento de hadas o una quimera el amor que vemos en Ada? He bordado la mirada de Ada en todo su ardor, ardor sucesivo salpicado de inteligencia verbal, masturbación, belleza, tiempo, lirismo e impotencia. He bordado esa mirada quizá como homenaje a aquello sin nombre conocido que queda después de la fe.
Tender la mirada es una serie de libros intervenidos cuya portada está bordada a mano por Desirée Rubio De Marzo. En cada pieza se reescribe el papel de personajes femeninos de la literatura con el fin de tensar el ángulo de visión del rol de la mujer y el punto de vista del narrador o narradora.