A través de la tensión del hilo, Desirée Rubio De Marzo subraya el cuerpo femenino como tierra, la piel como espacio de trabajo para rezurcir y resarcirse, el cuerpo desnudo como terreno que airear. En barbecho no se pretende sepultar la herida, sino soplarla, darle más aire en lugar de exiliarla. Con el bordado se produce ese recogimiento que prepara la piel, esa piel que parece algo profundo,
para volver a sembrar.
El barbecho como estado mental es un canto al autocuidado
solitario y en compañía.
*Edición única de 100 ejemplares originales numerados y firmados.